Un añito en el infierno

Monday, January 07, 2008

Año nuevo vida nueva

El lechón ha regresado de la madre patria después de sus primeras vacaciones en condiciones (dos semanas dos !!) con una maleta rebosante de propósitos, proyectos e ilusiones para este 2008. Corrijo, en realidad regresaba con una maleta hasta que se produjo la infalible conjunción de factores de incompetencia que suponen Alitalia y Fiumicino.

Ya se que no es nuevo mi marciano periplo italiano (it was cheap, que diría un amigo inglés), y tampoco es original que Alitalia “olvide” mis maletas y las de la mitad de la gente en un transfer. De hecho anoche al dirigirme al mostrador de Aviapartner casi recité de memoria en un fluido idioma de los herejes las circunstancias de la desaparición, la descripción del tesoro perdido y mis datos de contacto. Lo nuevo fue que ni siquiera mostré mi indignación con la situación, me limité a exponer la imperiosa necesidad de una cuchilla de afeitar que tendría esta mañana después de una semana sin rasurarme. Lo nuevo fue que la amable y sufrida empleada buscó en el almacén y me entregó un kit de higiene de emergencia.

Pero no son esas las novedades y propósitos del año, eso son solo indicios puntuales del cambio de ciclo que el lechón se impone para este 2008.

2008 es el año de los chinos, el de los que trabajan como chinos, el de mi ciudad , el del querer y poder, completar, alcanzar, lograr, soñar y realizar. 2008 es mi año.

A estas alturas, alguno todavía se está preguntando si me he golpeado la cabeza, o he confundido medicaciones. Nada de eso, simplemente he comenzado a aplicar la simple receta de a grandes males grandes remedios. El que dejamos atrás ha sido un año con demasiados despistes, errores, cagadas, descuidos, y reacciones en cadena.

Resumiendo en cuatro brochazos (porque son brochazos, no pinceladas), se ha cerrado el grifo, me van a llamar Forrest, el monte Kinabalu nos espera, por fin voy a acertar, y puede que cumpla una promesa que le hice a una ciudad lejana (o algo parecido).

Los lectores que hayan comprendido algo de los brochazos ahora andarán pensando que debería dar gracias a los italianos por librarme de tan pesada carga, ¿no?. Pues sorpresa sorpresa, a la ineptitud mediterranea le sigue la lenta pero eficaz Bélgica. Parece que han encontrado el tesoro y esta noche me lo devolverán. Debe ser el día del “masvaletardequenunca”.