Un añito en el infierno

Tuesday, July 04, 2006

Appreciate what you have while you still have it

Cuando ocurren desgracias como la de ayer en Valencia el ser humano reacciona de forma tan previsible como inexplicable. Dos preguntas nos sacuden indefectiblemente:

¿Quien? Y ¿Por que?

La primera pregunta se resuelve colapsando líneas telefónicas y emails. En un país tan extenso como el nuestro resulta sorprendente, y reconfortante darnos cuenta de que todos tenemos familia, amigos o conocidos en casi todas partes, y nos sentimos abatidos por el dolor ajeno. Si, somos humanos, todavía.

La segunda pregunta es la que ofrece más difícil respuesta desde el punto de vista psicológico. No me refiero a las causas físicas, empíricas, o forenses de tal tragedia. No se trata de saber qué es lo que ha fallado, quien se ha equivocado de botón o ha querido imponer su ideal por encima de la vida de otros seres humanos. Me refiero a cada historia que rodea la situación. Desde el punto de vista católico-apostólico y romano mi madre reclamaría la resignación de aceptar la voluntad del todopoderoso, que ha decidido llevar a su lado a esas personas. Claro, a su lado y lejos de nuestro lado. Nunca he entendido el concepto del Dios-bondadoso-creador de sufrimiento.

Quizás nuestro destino esta escrito de antemano, todos llevamos un número y una historia que nos espera. Es digno de película lo de conocer el futuro y poder o no poder evitarlo, pero sigue sin darme la ansiada respuesta porque nuestra vida no es una película, es real.

Acepto que no tenemos las respuestas, ni creo que podamos evitar ciertos eventos imprevisibles y lamentablemente cotidianos como las enfermedades, los accidentes, las catástrofes naturales, así que debemos afrontarlos según vienen, apreciar y disfrutar de lo que tenemos mientras todavía lo tengamos.

Tras la sacudida de la tragedia parece que solo queda devastación, un solar, un desierto existencial. Es complicado, pero hay que abrir los ojos y encontrar un millón de pequeñas cosas, y personas que nos rodean y merecen la pena ser disfrutadas.

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