Un añito en el infierno

Friday, December 15, 2006

La **** baldosa belga

No acostumbro a disertar y crucificar en el foro al país y la gente que tan amablemente me han acogido desde hace más de seis años, (pueden ustedes consultar capítulos anteriores del blog para corroborar estas palabras) pero como en todas partes, hay detalles, asuntillos, cuestiones sin respuesta que de vez en cuando calientan los nervios de quien escribe.

Para comprender el sentimiento de furia exacerbada que uno siente al pisar la baldosa belga, basta explicar que un pollito como yo, que anda todavía en el alba de su carrera profesional, este país incentiva el trabajo cargándote un 40% de impuestos. Además hay que pagar un impuesto de recogida de basuras para que se lleven las susodichas bolsas una o a los más dos veces por semana, sin que haya contenedores en la calle donde depositarlas, así que no se les pase por la cabeza cocinar pescado y marisco un viernes por la noche porque la humilde morada va a apestar hasta el martes.

Por ser ciudadano, residente e inscribirte como tal, eres agraciado con dos horas y media de espera e incompetencia en la primera visita al ayuntamiento, tras pagar 7,5€ te hacen la vaga promesa de que te darán cita en “unas semanas” para continuar el trámite. Dos meses después vuelve el lechón con los impresos rellenos, las fotos de rigor (si, si, siguen sableándote con el fotomatón en vez de instalar cámaras digitales y tener los archivos informatizados) y le toca apoquinar otros 15 euritos para que le den una tarjeta con cinco meses de validez, y le informen de que en su próxima visita de renovación (esta vez si, por 5 años), tendrá que soltar otros 15 ñapos.

En fin serafín, que una vez puestos en el contexto de la ineficacia burocrática y abuso impositivo pasaré a formular la pregunta retórica sobre el título del post: que residente en Bélgica no ha sufrido una, dos, o diez veces la experiencia de la **** baldosa? Si, joder, la baldosa, ya saben, ir caminando por la calle de cualquier pueblo o ciudad de este país en un dia lluvioso y pisar una de las miles de baldosas sueltas o mal ajustadas que adornan nuestras calles… splash, la **** baldosa almacena un charco de lluvia debajo y cuando es presionada reacciona salpicando hasta la pantorrilla, sin hacer diferencia entre el deportista que hace jogging, el ejecutivo con su traje o la pobre señora mayor.

Cuando ocurre “la situación” primero el protagonista menta a la **** madre del baldosín, y después a todos los políticos, burrócratas y chupópteros que plagan este, por lo demás, estupendo país.

Vivo en un país de gilipollas, porque hay que ser gilipollas para pensarse que es viable un Flandes independiente, y hay que ser más gilipollas todavía para, siendo francófono, tener la feliz idea de hacer ese tipo de reportaje, que solo sirve para dar publicidad a la ultraderecha nacionalista flamenca y dañar la imagen del país de cara al exterior. Y hay que ser aún más gilipollas para pagar la carretada de impuestos que pagamos y que se los gasten en gilipolladas como esa.

1 Comments:

Blogger mostrenca said...

a mi me ha hecho gracia, jo. Es como si aquí te anuncia la independencia del PV, algo que realmente puede pasar, no? la guerra de los mundos pero con base científica!!! A mi me ha gustado. Porque se ha planteado el "y si pasase de verdad?".
Salu2.

5:05 AM  

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