Un añito en el infierno

Friday, June 09, 2006

Cocineros y pimientos viajeros


Hace muchos días que no hablamos de cocina, y como ando un poco espeso (hasta grumos me están saliendo), voy a intentar recordad los Pimientos del Piquillo rellenos de Bacalao que preparamos en Hong Kong hace un par de meses.
Primero me gustaría hacer un pequeño comentario sobre los más celebres cocineros de la pequeña pantalla. Sobre Arguiñano hace tiempo que está dicho todo, es el peor cuentachistes del universo (si, peor que yo incluso), pero cocina fácil, y si todos nos emporraramos como el seguro que nos descojonabamos de risa. José Andres, uff, que tío mas pesaaaaao, aunque hay que reconocerle el mérito de echarle un morro estupendo y no hacer ni el huevo. Sus greatest hits son pasarse 34minutos para preparar un ketchup y una mostaza para una hamburguesa y acabar el programa diciendo que como la gente no tiene tiempo lo mejor es comprarlos de bote. El fucking crack del morro otro día fue capaz de ocupar un programa entero para enseñarnos a preparar un sandwich mixto de jamón y queso. Madreeeeee. Mi favorito sin duda es el rubito británico este que siempre lleva los mismos vaqueros y la camisa de cuadros. Es mi favorito porque teniendo en cuenta la escasísima tradición culinaria de su país de origen es capaz de aprender de todas partes, enseñarte países, ingredientes, gentes, e improvisar con lo que le echen. Además hasta se preocupa por ofrecer consejos para que los niños coman bien y no les ceben como ceporros en los colegios. Desde hace unos meses he dejado de comer nuggets de pollo gracias a el. Uff, no os voy a contar como se hacen, pero anticipo que no es pechuga de pollo lo que coméis.
Vuelvo al tema de los pimientos viajeros. La historia comienza una mañana de abril en la que como buen hermano que va de visita, le pregunto al ternasco grande que si necesita algo de Europa, y le relato de qué tengo existencias. El ternasco muestra lógico interés por el jamón, chorizo, fuet... y las latas de pimientos del piquillo. Así que incluyo dos latas de pimientos del piquillo tamaño mediano en el petate. 12 horas de vuelo, 5 gintonics, 4 películas, y una ración sabrosísima de “heavy turbulences” después aterrizo en la ciudad de los sueños. Nada más llegar a casa comienzo a repartir los encargos y presentes para satisfacer a mis anfitriones. Cual es mi sorpresa al ir a dejar los pimientos en un armario y encontrarme... dos latas más allí estacionadas. Osease, 9.400 Km. y mi renuncia a tan preciado manjar para que su señoría los pueda comprar en el supermercado de la esquina. Omito los insultos.
Visto que en HKG con dinero se puede comprar absolutamente todo, si, también venden cola cao, y boquerones, y fabada, casi nos podíamos haber ido al restaurante en vez de pelearnos con el bacalao en casa.
Venga, ahí va la receta, que alguno ya se ha rajao de leer y todo. Primero conseguir unos trozos de bacalao salado, como medio kilo. Para xpats buscar alguna tienda portuguesa. Poner el bacalao a remojo un par de días, cambiando el agua después del primero. Una vez desalao hay que picarlo como si fuera para croquetas, quitando todas las espinas y pieles. Picamos un trozo de pan (cuatro dedos) y lo ponemos a remojo en un tazón con leche. Tambien picamos una cebolla muy fina. La ponemos a rehogar en aceite de oliva y añadimos el bacalao, un par de vueltas y le echamos un chorrito de vino blanco. (el tipo de vino es libre, pero suave mejor). Después añadimos el pan y la leche y vamos haciendo una bechamel añadiendo harina (pasándola por el colador para que no haga grumos) y leche poco a poco hasta que quede una pasta uniforme ligeramente espesa. Dejamos la pasta enfriar en una fuente o plato amplio. Sin prisas, aguanta varios días en el frigorífico.
El día señalado rellenamos los pimientos con la pasta, los rebozamos suavemente en harina y los freímos dorándolos ligeramente y reservándolos en una fuente.
Para la salsa necesitamos medio vaso de vino blanco, algún pimiento que se nos haya roto en la lata lo picamos y lo añadimos, un par de tomates pelados (se pueden comprar en lata). Pasamos la mezcla por la batidora y después lo freímos dos minutos añadiéndole orégano, basílico y sal al gusto. Y ya sta. Si tenéis una cazuela de barro podéis calentar los pimientos con la salsa allí, y si no los ponéis en el microondas con la salsa un minuto y a comeeeeer.
El vino: como es un plato pesado, recomiendo un vino ligero para equilibrar, blanco, portugués cualquier branco-verde muy frío, español le van bien los ribeiros/albariños o txacoli (de Guetaria of course).

3 Comments:

Blogger Aída said...

Miocroondas? Vade-retro Satanás! Mi sugerencia es que lo reconsideres...

6:02 AM  
Blogger El cajon de sastre de Monsieur Santos said...

Ya te vale mentar el microwave en esta culinaria epopeya.
Ya de paso por que no deleitas al respetable con la receta de tu famoso risoto al vino tinto... para ese plato segun lo preparas tu no es necesario recomendar vino alguno de acompañamiento, ya emborracha bastante de por si el solito. A cascala tragonacho. que seguro que te haces tocamientos con las recetas del 10 minutos

3:58 PM  
Blogger Acidvent said...

Joer, como os ponéis. Yo no tengo microondas en casa y vosotros seguro que si.
Cositon, apunto lo del risotto, esa fue una receta épica, nunca me habia tajado solo con la comida. Hasta Sandy pillo el punto aquel dia. Pero admitelo, estaba bueno (o al menos original)

1:27 AM  

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