Un añito en el infierno

Thursday, May 18, 2006

Noches de futbol, Dias de resaca

¿Quien me mandaría a mi ir al Pub a ver el futbol? Mira que podia haberme quedado en casa, comoda y ampliamente espanzurrado en sofá, con la cerveza, las aceitunas, las patatitas y todas esas cosas que ayudan a digerir los goles. Pues no, como un borrego enfilé el camino del Fiddler / Oficina . Y alli estaban las hordas inglesas y catalanas amontonadas, sudando, gritando y consumiendo el liquido amarillento endemoniado culpable de mi tremendo dolor de cabeza e incapacidad absoluta para cualquier tarea intelectual o manual. Los colegas en primera fila, como esta mandao, comiendonos la tele entre las cejas. Y nada, a disfrutar, a socializar y a descargar toda esa testosterona que llevamos dentro. El resultado es lo de menos, si yo en realidad queria que perdieran los dos. Bueno, esta bien, cuando la rubia cañon empezó a animar yo hice como que le seguía la corriente. Pues eso, 90 minutos en un rectangulo verde corriendo detras de una pelota con 80.000 gargantas en el cogote y media Europa paralizada por el evento. Imaginense ustedes lo que va a ocurrir de aqui a tres semanas cuando comience la copa del mundo. DEL MUNDO = osease, que se paraliza el mundo por capitulos, hoy Argentina y Holanda, mañana Arabia Saudi y España, y asi hasta 32 países.
Ahora parense a traducir este tinglao en pollos y pollas (o deberia decir gallinas), ingiriendo alcoholes en los bares o simplemente en su sofá. Pues me salen tropecientos trillones de euros.
Pero eso no es lo peor, no no, lo peor viene en el mogollón de “dias despues” que vamos a tener que afrontar. Dolores de cabeza, mareos, falta de apetito, inutilidad manifiesta y concentrada... Además de que el humor de todos ellos dependerá directamente de si la bolita blanca ha entrado en el marco correcto. Haganse una idea, en Países Bajos, durante el pasado mundial las bajas laborales aumentaron un 20% el dia de partido (del equipo nacional) y el posterior. Puestos a hacer negocio hasta con la resaca de la gente, una aseguradora ofrece a las empresas cobertura especial para cubrir las bajas en este periodo.
Me duele la cabeza.

1 Comments:

Blogger Aída said...

Siempre hablando de fúuutbol... El día menos pensado nos volvemos todos locos.

Me permito incluir la columna de contraportada de El País de hoy: (autor JJ. Millás, no podía ser otro)

Conversiones

En ocasiones especiales, como la del miércoles, mi familia y yo, para no sentirnos desplazados, fingimos que nos gusta el fútbol. Así que nos dispusimos a ver el Barça-Arsenal con unción religiosa (anteayer quedó demostrado que, como se ha dicho tantas veces, el fútbol es la religión, y quizá el opio, del siglo XXI). Vino también el novio de mi hija mayor, un chico estupendo, muy cariñoso y complaciente, que, sin necesidad de que se le diera ninguna indicación, fingió, para crear un poco de controversia, que iba con el Arsenal: todos los demás habíamos apostado por el equipo de Rijkaard. A los pocos minutos de que comenzara el encuentro, observé disimuladamente a mi familia y me emocionó verla tan unida en torno al televisor (de plasma y pantalla plana). Sólo el rezo del rosario, hace años, creaba vínculos tan sólidos.

En un momento, con la excusa de ir al baño, me asomé a la ventana del patio interior y se me erizó el vello al comprobar el silencio general del bloque, interrumpido únicamente por la voz eléctrica del oficiante. Me hizo sentir muy bien saber que yo formaba parte de aquel silencio general, que pertenecía a alguien o a algo que estaba más allá de los tabiques de mi casa. Cuando volví, mi yerno, que administra muy bien los tópicos, dijo que, mientras uno de los dos equipos no marcara, el partido resultaría aburrido. Por mi parte, cuando el Arsenal se quedó con 10 jugadores, aseguré que con 10 se juega mejor que con 11 (ventajas de haber leído a Gonzalo Suárez). Mi mujer señaló entonces que el Barça estaba haciendo un juego muy estático, asombrándonos a todos con su aparente erudición. Cuando el Arsenal marcó, mi yerno nos acompañó en el sentimiento y abrimos otra cerveza.

A los 15 minutos del segundo tiempo, apunté en tono reflexivo que si no se producía un empate enseguida, el partido perdería gas. Después comencé a prestar atención a los detalles laterales y comprendí, como en una revelación, por qué llamamos al Barça el equipo azulgrana. Luego todo se enderezó de súbito y ganamos. Lo curioso es que la alegría de mi familia y la tristeza de mi yerno parecían verdaderas. Me pregunté si nos habíamos convertido.

9:13 AM  

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