Tan cerca y tan lejos

Hoy es un dia especial, para mi si lo es, y no, no se asusten, que no pienso entrar en el rollo de la fiesta nacional, los políticos, sus banderas, himnos, letras y demás parafernalia-distracción-de-masas.

Para el que escribe, hoy es “El Pilar”. No es que yo sea ultra-católico-apostólico-romano-practicante, ni mucho menos. Más bien mi espécimen es de católico-de-supermercado-miro-hacia-arriba-cuando-me-apetece. El caso es que en la tierra que me vió crecer hay una devoción especial por una Señora que dicen, se apareció encima de un Pilar al apostol Santiago y le inspiró para continuar su labor. Milagros más o menos, tal día como hoy, cada año, cientos de miles de personas se engalanan con sus mejores vestimentas o trajes regionales, agarran un ramo de flores, y se lo llevan a la Virgen.

A mi, como dicen algunos, ver esa imagen, si me pone los pelos como escarpias, y hasta me saca las lagrimitas. Los recuerdos invaden mi memoria: mi familia, mis amigos, mi hogar, mis bocadillos de calamares, volver a casa al amanecer con el periódico y los churros bajo el brazo, perder la voz, escuchar el silencio del Ebro desde el puente de piedra, contemplar el reflejo de la basílica en sus aguas, sentir el abrazo del cierzo…

Alrededor de esta fecha, y esta conmemoración, como casi siempre, se monta el circo, la carpa de interpeñas, las corridas de toros, los conciertos, las ferias, el mogollón, la luz y el color. Lo mismo que en cada rincón del mundo, ni mejor, ni peor, solo diferente.

Hoy me siento tan cerca
Hoy me siento tan lejos