Somos de lo más normalito

Por muy raro que pueda parecerles a mis lectores, nuestras frikadas son de lo más normalito. Mira que en ocasiones mil nos hemos dicho aquello de “estás muy fatal”. Hace algunos años se nos pasó seriamente por la cabeza fundar un lobby bautizado como NFL (No Frozen Lobster), con el propósito de imponer a nivel europeo el consumo subvencionado a precios democráticos de langosta fresca en los comedores colectivos (escolares y de empresa). Pero fresca, nunca congelada.

Ahora reflexiono aquella frase del “Johny Valenciano”, en plena resaca, cuando sugirió, visto que solo quedaba un eferelgan, que, en vez de partirlo en dos, lo trituráramos y nos lo metiéramos por la tocha a medias. Simplemente original.

Se me viene a la pelota la gloriosa versión aleman-suiza de añadir la nata en la cazuela donde hierve la pasta sumergida en 5 litros de agua en lugar de verterla en la sartén donde yacen sedientos el bacon y los champiñones.

Por fin le encuentro el sentido a volar desde Stansted a Saint Etienne cuando el origen del viaje es Manchester y el destino Dijon “because it was cheap”, a pesar de tener que ir en tren a Londres, pagar dos taxis en Saint Etienne, perder el tren , comprar otro billete y llegar un día tarde en un viaje de tres días.

Experimentar la sincronización de la chispa de un mechero con una aerofagia para demostrar el potencial inflamable y el extenso contenido en metano de nuestros gases inferiores no es nada del otro mundo. Y que el estudio científico finalice abruptamente con un agujero en el pijama y los pelillos chamuscados es casi cotidiano.

Me resulta lógico y razonable que nos diera por bañarnos bajo cero, entre copos de nieve en la laguna negra, solo porque queríamos probar que el whisky produce calor corporal y enajenación mental transitoria.

Pues si, estas pinceladas ejemplares y verídicas no son sino actos de mediocridad, rutina, y cotidiana indiferencia. Si de verdad fueran extraordinarias nos habrían dado el premio.

Y si no me creen, lean este artículo:

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/10/05/ciencia/1191574999.html?a=59cbbd5df39760b7da2d407062ffba62&t=1191592823

¿Si o si?