Un añito en el infierno

Tuesday, August 21, 2007

United in Diversity, ya está aqui el 2008

Ayer el lechón llegaba a casa a una hora prudencial, con la compra hecha, y la programación de la tele memorizada. La rutina te lleva a abrir el buzón y… cierto es que esperaba encontrar las facturas rutinarias, pero no, el destino había depositado allí un objeto diabólico de esos que nos une en la diversidad (Mucho mas que la Unión Europea, soy testigo de que la misma mesita de salón puebla nuestros hogares en lugares tan diferentes como Hong Kong, en Mexico o en Estocolmo).

Un objeto cuyo coste acaba siempre excediendo al de las facturas que no llegaron.

Lo cierto es que se me puso una media sonrisa en la boca. Hacia tiempo que no recibía semejante fabrica de sueños, ilusiones, armonías y colores. Y no pude evitar abrirlo. Ya están aquí, las ultimas tendencias, las mejores ofertas, los objetos mas inútiles, y todo ello con el inconfundible sello de “La Republica Independiente de mi Casa”, o “La tienda Sueca” como yo suelo llamarla.

La distinción nominal tiene su propósito. No debería ser una republica, mejor una monarquía con las guapísimas princesas suecas, ¿o no?. Y de independiente tiene poco si de lo que se trata es de tener el mismo proveedor desde las cortinas hasta el felpudo de la entrada. Más aun teniendo en cuenta que uno tapiza y viste su hogar/solución habitacional en la tienda sueca, no por gusto, sino por falta de tiempo, y por exceso de gastos de alquiler/hipoteca que para nada permiten una decisión independiente respecto al mobiliario.

Lo de esta tienda, admitámoslo, es un fenómeno sociológico de escala mundial. En mi querida Cesaraugusta consumieronse 32.000 pelotillas de carne en los primeros seis días de apertura.

Hay que reconocer que es un gustito encontrarse unos muebles y cachivaches tan bien ordenaditos, tan versátiles, llenos de color, y unos empleados tan entregados (esas visitas que vienen de lejos y se hacen amigos para toda la vida). La tienda es taaaan acogedora que la mayoría de los lechoncitos pasan de la guardería y se lanzan directamente a la gymkhana con sus papis.

No nos engañemos, pongamos las ies bajo los puntos, tanta felicidad solo nos lleva a una consecuencia lógica: un ticket larguiiiiisimo y un carro cargado de objetos tan inverosímiles como innecesarios, desde la serpiente de trapo hasta la plantita enroscada, pasando por el tiesto, la jarra, los cuchillos, las sábanas… y lo peor de todo, te vas de alli sin comprar el sofá, que es a lo que habías venido, melón.

Si se me permite, compartiré con mis lectores una serie de Rules of Engagement para al menos contener el volumen de los daños colaterales:

1-Antes de salir de casa, preguntarse y escribir en un papel: ¿a que vamos a la tienda sueca?
2-Echar un vistazo en la página web al objetivo del viaje, colores, disponibilidad, precio…
3-La lista, si, la lista. Hacer una lista detallada de lo que vamos a comprar.
4-Una vez “on the field”… NO COGER LA BOLSA CON ASAS!!! Seamos prácticos, si nos limitamos a dos manos, también limitamos la cantidad de objetos inútiles que se nos pueden colar en el ticket.
5-Si el armario de sus amores no esta disponible, pregunten cuando lo estará, apunten la referencia y… CORRAN Y NO MIREN ATRÁS.
6-El restaurante: EVITESE, sospecho que las bolitas de carne llevan dormidina o algún opiaceo que diluye nuestras defensas y eleva la fiebre consumista.
7-Suponiendo que han llegado al final del espacio de exposición, háganse a un lado con su carro o cesta o manos llenas, y comprueben escrupulosamente si cada objeto está en la lista elaborada desde la seguridad de su hogar. Y si la fuente de ensaladas tricolor no estaba en la lista se le dice educadamente “you are the weakest link, goodbye”. Y como diría Pelaez “asi sucesivamente” con todos los infiltrados. En serio, si en casa no habías descubierto la necesidad imperiosa de contar con un portarrollos de tela es porque ya tienes donde ponerlos.
8-Procedan hacia la temida línea de cajas, depositen los objetos, preparen la Visa, firmen la sentencia, y si al final del proceso el gasto no excede al presupuesto inicial más de un 20% diríjanse al puesto de enfrente y obséquiense con un hot dog o un helado. Se lo merecen.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Si, si. Totalmente de acuerdo contigo. Y me he reído. Pero bueno, la tienda sueca, hizo que me sintiera como en casa a tres mil kilómetros. Ya el hecho de ir a comprar... parecía que estaba en que tengo cerca de casa. Me teletransporté. Y ahora, mis muebles, y los de la gente de aquí, son iguales... y eso, te hace adaptarte facilmente a las casas de los demás...
Un secreto: hay unas galletas, de noséqué ingrediente, que son las mejores del mundo. Las venden a granel, y puedo asegurar que en dos días te has terminado la caja. Mucho cuidado con las galletas, de verdad....
Bueno, y según la leyenda, mucho cuidado también en el parking de la tienda sueca... me llegó hace tiempo un mail alertando del superpeligro... de una pareja de chicas suecas... que te limpiaban los cristales del coche... y no sé qué más te hacían... y perdías la cartera tres veces por semana!
Sargentapimienta

3:44 AM  

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