Un añito en el infierno

Monday, May 15, 2006

TOP GUN: y Sigo con DAMASCO

TOP GUN: y Sigo con DAMASCO

Fin de semana de esos que dejan marcas en el sofá porque la distancia más larga recorrida es la que separa el “siesta-maker” del frigorífico, y en contadas ocasiones del baño. Pues anoche estaba ya en la fase III (cenao, cagao y tapao por la mantilla de avión dispuesto a elegir una película), y se cruzó en la programación esa peli mítica que da titulo al post. Fue una elección fácil, casi automática. Mi cerebro pedía carnaza facilona, romanticismo y acción con final feliz, y además hacía muchiiiiisimo que no veía esa peli. ¿Quién de vosotr@s no quiso estar en la piel de Tom Cruise o Kelly McGillis en su día? Sin darnos cuenta la película tiene ya veinte años, la banda sonora sigue siendo igual de buena, sigo intentando aprender a cantar a dúo con piano “great balls of fire” y poniéndome tierno con “Take my breath away”, y he conseguido admitir que nunca pilotaré un F-14 ni me ligaré una rubia como esa. ¿y que? No os creáis todo lo que pasa en la tele, mejor, no os creáis ni el 10% de lo que pasa en la tele. Porque el artillero del Tomcat puede tomar el control si el piloto está indispuesto, porque a Tom le habrían dado puerta de la escuela de vuelo en la primera infracción, porque si realmente no se hubiera duchado antes de la cena ella no le habría abierto la puerta, porque al sacar la foto del Mig los dos aviones habrían entrado en pérdida, y porque en el último combate lanza 5 misiles cuando solo despega con 4. Aun así, para un domingo por la noche cumple el objetivo de entertainment.

Claro, después de esta proamericanización bélica inocua (sin daños colaterales, a pesar de dejar viuda a Meg Ryan y a otras cuatro mujeres rusas), y al encontrarme algún comentario de esta mañana me da por volver a Damasco. Resulta que en ese país situado en el “eje del mal” pasé una semana buscando el dichoso eje, o el núcleo del mismo. Y venga a dar vueltas de aquí para allá, mezquitas, templos, pedruscos, castillos, retratos de Hafez, y Bassar que rezuman buen rollo al estilo Prada a Tope, soldados con el fusil del revés, beduinos con camello, y nada, que no encuentro el dichoso eje. Así que se me ocurrió una teoría que a los ojos de Bush puede resultar hasta verosímil.

El color del islam es el verde, no cualquier verde sino un verde un poco fosforito. Y es el color que predomina en las mezquitas. Así que me aventuré en el patio de la gran mezquita omeya de Damasco (con los zapatos de la mano, pensando “ay que frio esta el marmoooool”), buscando el núcleo del eje del mal. Allá donde los rezos se convierten en gritos, la devoción en posesión y los fieles en mártires. Y me encontré la luz verde brillante, y los fieles a su alrededor, y me iluminé: Ya está, si era tan fácil, lo verde es Kriptonita, y por eso Bush quiere destruir Siria.
No me cuenten rollos, lo de Hariri estuvo feo, mal planeado y muy obvio, pero por esa regla de sais tendríamos que meter a medio Washington en la cárcel si hacemos recuento de golpes de estado, dictaduras, elecciones fraudulentas... y al final del día, con cada guerra, bombardeo, embargo, represalia, los únicos que sufren son las personitas humanas que solo intentan llegar a fin de día o de mes, según el país y la circunstancia.

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